Que Diosa mi abuela. Ojalá los genes sean amables conmigo y me aporten algo del allure de esta octogenaria mujer que disimuladamente mira hombres guapos y tiene más vida que mucha gente que apena roza los cuarenta.
Casi se deshidrata llorando cuando le leí un poema que escribí para ella, ahí delante de la treintena de parientes que aprovecharon el cumple de la nona para ligar un finde en la costa, (usurpación grosera de mi casa cual langostas, lo que se banca mi vieja por ser la prima de la costa...) y ni hablar cuando vió la presentación de fotos con música en la pared.
Aaahhh.. los kleenex usados llenarían un cuarto.
Pero fue súper lindo. que orgullo tener la sangre de esta señora Divina.
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