Todo Enero a arroz, Febrero Brasiiiiiiiil

Después de un terrible empacho Navideño -tradicional, que sería la Navidad sin levantarse a vomitar el esófago la noche siguiente- vuelvo a Buenos Aires con dos kilos de más y cero remordimientos.
Tengo planeado REVENTAR el Año Nuevo, donde sea pero a full, en Santa o en BA, pienso festejar con amigos hasta las 10 am. Bloody youth. JAJAJ
Ah, si. Y voy a ahorrar unos morlacos para irme a Brasil a ver a mi amigo Solano en Febrero, no vaya a ser cosa que se termine el mundo y no haya conocido Florianópolis.
ROADTRIP, BABY :D
Jamás de los jamases voy a ser una oficinista gris que marcha como ganadooooooooooooo

Arte Cecilievno

Creo que si sigo dibujando por cada hombre que me llega...a los 60 mi casa va a ser un sex shop! JAJAJAJ!

Las nalguitas no están terminadas, tengo que pintarle el fondo de rojo.

De La Cité Lumière a La Ciudad de La Furia

Menos mal que está el Tango.
Sin él Buenos Aires sería otro boceto de ciudad cosmopolita sin alma... la diferencia la hacen unos acordes de Piazzolla.
Y sí.
Claro que extraño París. De hecho, prendo la tele y están pasando Amélie. Y reconozco los lugares donde se filmó.
Y voy en el bondi y veo por la ventanilla que pasa un taxi de la compañia París.
Y al rato veo una señora generosa en carnes, ceñida dentro de unas calzas fucsia, con el cabello recién teñido de rojo azafranado, que luce orgullosa sus aretes en forma de Tour Eiffel, aretes que se balancean en sus lóbulos y sin piedad me gritan lo lejos que estoy.
Pero Buenos Aires tiene mi Tango, que me hace vibrar como no me hace vibrar nada.
Me trepo a los stilettos rojos de tacos en degradée, tomo un sorbo de agua helada, y me sumerjo en el sopor de la clase de tres horas, en un salón de Las Heras sin aire acondicionado pero con las mejores milongas que puede canturrear un grabador Sony de 40 primaveras.
La verdad es que esta ciudad tiene algo indefinible.
Si no fuera por los árboles, al menos en los barrios más bonitos...no sé que tanto me gustaría.
Pero al Tango le sumo los árboles, y el señor del puesto de diarios que silba aunque se muera de frío y no venda diarios, le sumo la intersección de Callao y Pacheco de Melo, el jardín de la heladería Volta, la torta de ricota, el restaurant Sirop Folie en Recoleta...y, puta madre, creo que Buenos Aires es hermosa a pesar de los piqueteros, el tránsito, y el malhumor del colectivero.

Vuelvo al Sur...

Bin oui, de vuelta en BA.
Contrariada.
Dejé una estela de sangre escarlata al huír de París.
No compré un puto souvenir, ni un imán de heladera, una taza, nada.
Me daba mucha bronca hacer el estúpido ritual de turista que se va, porque no me sentí turista ni que me iba.
Anyhow, sé que voy a volver.
Pero más adelante, necesito cerrar varias cositas antes de poder volver a poner un pie en el Qartier Latin sin latir desaforadamente, y lo que realmente quiero es volver a París pero sin bajarme enceguecida en Saint Michel una y otra vez.
Je vais y arriver.

Never say Never!

Nunca mejor dicho eso de “nunca digas nunca”
Caramba, que soy caprichosa.
Si, si, si. Espero a mi amor de libra, arquitecto, y rubio surfer. Pero que!
Niña bien, de titulo universitario. Quien dijo que preciso todo esto...?
Y que si solo quiero venirme a Paris y estudiar literatura y bailar tango hasta que me sangren las piernas.
Amar a alguien que hubiera pasado por alto.
Ser amiga de gente que hubiera ignorado.
Abrir la cabeza, de eso se trata.
De golpe me encuentro meses más tarde, apreciando a Maus con todos sus mambos y queriéndola como es, me hallo dejando entrar a Stéph, alguien de quien usualmente hubiera huido a pasos agigantados.

What a kick i get out of all of this...
Soy todo esto, no preciso un titulo que diga que pase cuatro años seguidos persiguiendo la misma cosa.
Soy este remolino! Este collage de amante de las letras y de los acrílicos y de los animales y oh el tango tango tango feroz que se cuela entre mis latidos.

So yeah.
Free as a bird.
Y mañana?
Ah, god only knows.
Quizá termine enseñando yoga en Sumatra, por lo que a mi concierne, puede pasar.
Pero ahora París es mi destino.
Elijo que sea así.
Elijo pasar mis días, mi tiempo, entre sus calles irregulares y sus eternos paninis que se ofrecen como prostitutas en cada esquina.
Elijo sumergirme en sus letras y su deliciosa lengua que me sopla la gente al pasar, apurados por llegar a Gard du Nord, perdidos en sus altivos ojos bretones.

Una y otra vez vuelvo a caer en el 20 Quai de la Marne.

Y más de una vez un amable desconocido me ubicó una cama aún sin reserva, aún un fin de semana, cuando el maldito invierno europeo mordía mi cuerpo y mi orgullo no me dejaba más opción que beg to crush aunque sea en el luggage room.

Tras esa fachada hay algo más. Más grande y más digno que ese disfraz vulgar que lo inclina a vestirse de moda y hablar de cosas que no importan.
Voy a ir hasta el fondo.
Si vale el camino, encontraré un tesoro.
Si no, igualmente gano quitarme la duda que me hubiera carcomido si no me hubiera jugado.

Tic Tac Tic Tac TIC TAC

Bloody anxiety. Falta que llegue el maldito pasaporte y sacar la ISIC. Lo demás está. No estoy durmiendo nada, soy una ojera andante, cada tanto largo una carcajada espontánea de psicótica sabiendo que voy a exprimir hasta el último quartier de París. BWAHAHAHAHA!!